EL PASO DE LA WEB 2.0 A LA WEB 3.0:
ALGUNOS RETOS PARA LA EDUCACIÓN
Mucho
se ha hablado sobre web 3.0 en los últimos años. Todos la usan y algunos se
imaginan que es lo que está después del Web 2.0, pero ¿qué significa realmente?
Para
tener una idea clara de lo que significa la web 3.0, o mejor web semántica, hay que empezar por
definir sus antecedentes y evolución.
Todo
empezó en 1993 cuando internet abrió sus puertas al público y permitió la creación
colaborativa del conocimiento. La web 1.0 hace su aparición con contenidos en HTML
y links para acceder a otras páginas. Algunas plataformas para chat y foros se
hicieron populares.
Con
la segunda generación, o web 2.0, se introducen las herramientas de
comunicación y de construcción del conocimiento pero más sofisticadas: redes
sociales, wikis, blogs, e-mail, entre otros. Casi todo en internet está basado
en la web 2.0.
Pero
conforme avanza la tecnología, la complejidad de las relaciones hombre-máquina
aumenta. Por esta razón se ha concebido la web semántica, que toma lo mejor de
la web 2.0 y la enriquece haciéndola más portátil y accesible, ofreciendo nuevas
opciones para administrar la información digital y facilitar la tarea de los
usuarios. Ahora los computadores pueden hacer algo que no hacían antes:
contextualizan. Presentan la información basada en los intereses de quien la
utiliza, su ubicación y sus posibilidades tecnológicas. Si bien es cierto que
la web semántica está implícita en muchas de las tareas cotidianas, también es
cierto que no es muy evidente, y eso a pesar de que no es un concepto muy nuevo
(10 años aproximadamente)
Con
el advenimiento de nuevas concepciones de interacción con las máquinas también
se han tenido que realizar ajustes de tipo técnico: internet a través de fibra
óptica, tecnología 4G, almacenamiento en la nube, códigos de barras 3D,
televisores y celulares con internet, mayor ancho de banda, etc.
Para
identificar la web semántica y sus implicaciones en la educación basta con
observar las ventajas que ésta ofrece en los procesos de enseñanza y
aprendizaje: las páginas se traducen automáticamente al idioma del lector, se
puede dirigir búsquedas utilizando la voz o entrenar un software específico
para que se adapte a las necesidades y características del usuario, las
aplicaciones funcionan en diferentes dispositivos sin necesidad de manipular su
formato, se ha empezado a integrar animaciones y objetos 3D en los AVA, se
puede controlar dispositivos de forma remota, entre otros. ¡Y eso que en
Colombia todavía no se utiliza tecnología de punta en todo el sentido de la
palabra!
La
web semántica ha ido introduciéndose lentamente en las sociedades del
conocimiento sin que se perciba cambios significativos en el presente. Pero el
futuro estará marcado por el predominio de máquinas inteligentes que puedan
organizar, adaptar y presentar el contenido de cursos a los estudiantes según
sus fortalezas y dificultades. La comunicación irá más allá de las pantallas
con la creación de hologramas y libros animados (controlados a través de la
voz); los dispositivos de moldeado dinámico permitirán salirse de la pantalla
(en sentido figurado), habrá sensores que perciban los gestos y lenguaje no
verbal e identifiquen emociones o predisposiciones en los estudiantes, o
incluso se hará popular el mecanismo que permita escribir un texto sin
necesidad de utilizar los dedos ni la voz (al estilo Stephen Hawking), esto sin
contar la inminente aparición e indexación de todos los aparatos electrónicos en
una red interconectada a nivel mundial llamada el internet de las cosas.
El
futuro de la educación es prometedor si va de la mano de la tecnología, y más
aún si la web semántica puede hacer que desaparezcan todas las barreras
espacio-temporales. Si bien todavía hay mucha distancia entre la web 2.0 y la
3.0 en algunos lugares, la tecnología empieza a estar disponible y accesible
para todas las personas. Estudiar en la Universidad de Harvard u Oxford desde
cualquier lugar del mundo ya es una realidad (¡10 años atrás esto era
inconcebible!).
Sin
embargo, no todo representa un avance para la educación. Ciertas habilidades de
lectura y escritura también experimentarán un cambio radical, incluso un
declive insalvable. Utilizar la tecnología no hace necesariamente buena la educación,
se necesita de más esfuerzos y de una correcta estrategia que permitan adaptarla
paulatinamente y con éxito. Si las máquinas pueden hacer todo, los estudiantes
ya no podrán adquirir ciertas habilidades de organización, administración y
utilización de la información. Si los motores de búsqueda y los editores de
texto pueden encontrar todo lo que se necesita en un texto, el estudiante no
ejercitará sus ojos para realizar lectura rápida y relegará todo en la
tecnología. Esto representa un peligro y un reto para el futuro profesional,
pues si las máquinas pueden reemplazar a las personas, éstas pasarían a ser prescindibles.
Desde que se le dio entrada a la calculadora en la enseñanza de las matemáticas,
por ejemplo, ha sido muy difícil encontrar a alguien que pueda realizar
cálculos mentales sin usarla.
Se
hace necesario entonces preparar a las nuevas generaciones de estudiantes (aunque
sean nativos digitales) para que vivan la era de la web semántica sin dejar de
cultivar las habilidades fundamentales inherentes a la vida académica y
profesional: la escritura, la comunicación verbal, la participación, la lectura
asidua, la toma de notas, el subrayado, entre otros. Seguramente, irán
apareciendo herramientas cada vez más sofisticadas para realizar estas tareas
de manera más natural, pero no todo puede ser ejecutado por medio de máquinas. A
medida que pasa el tiempo, hay que hacer frente a los retos que supone la
inserción de la web semántica y que para algunos ha sido un tanto apresurada.
Por ejemplo, en algunos países como Chile, ya se utiliza softwares
especializados para enseñar matemáticas, así a partir de una proyección en el
tablero los estudiantes pueden interactuar con los elementos hasta llegar a
resolver el ejercicio, en cambio en otros lugares del planeta ni siquiera se
cuenta con un tablero de tiza.
Por lo pronto,
mientras la web semántica se introduce poco a poco ya se está cociendo la idea
de la web 4.0 (¡ya incluso hay literatura al respecto!). Mientras escribo estas
líneas se hace más grande la brecha entre la web 2.0 y la web 3.0, las cuales
pronto serán también solo cosa del pasado.
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