viernes, 13 de noviembre de 2015

EL PASO DE LA WEB 2.0 A LA WEB 3.0: ALGUNOS RETOS PARA LA EDUCACIÓN

EL PASO DE LA WEB 2.0 A LA WEB 3.0: ALGUNOS RETOS PARA LA EDUCACIÓN

Por: Lizeth Catalina Ruiz

Mucho se ha hablado sobre web 3.0 en los últimos años. Todos la usan y algunos se imaginan que es lo que está después del Web 2.0, pero ¿qué significa realmente?
Para tener una idea clara de lo que significa la web 3.0, o mejor web semántica, hay que empezar por definir sus antecedentes y evolución.
Todo empezó en 1993 cuando internet abrió sus puertas al público y permitió la creación colaborativa del conocimiento. La web 1.0 hace su aparición con contenidos en HTML y links para acceder a otras páginas. Algunas plataformas para chat y foros se hicieron populares.
Con la segunda generación, o web 2.0, se introducen las herramientas de comunicación y de construcción del conocimiento pero más sofisticadas: redes sociales, wikis, blogs, e-mail, entre otros. Casi todo en internet está basado en la web 2.0.
Pero conforme avanza la tecnología, la complejidad de las relaciones hombre-máquina aumenta. Por esta razón se ha concebido la web semántica, que toma lo mejor de la web 2.0 y la enriquece haciéndola más portátil y accesible, ofreciendo nuevas opciones para administrar la información digital y facilitar la tarea de los usuarios. Ahora los computadores pueden hacer algo que no hacían antes: contextualizan. Presentan la información basada en los intereses de quien la utiliza, su ubicación y sus posibilidades tecnológicas. Si bien es cierto que la web semántica está implícita en muchas de las tareas cotidianas, también es cierto que no es muy evidente, y eso a pesar de que no es un concepto muy nuevo (10 años aproximadamente)
Con el advenimiento de nuevas concepciones de interacción con las máquinas también se han tenido que realizar ajustes de tipo técnico: internet a través de fibra óptica, tecnología 4G, almacenamiento en la nube, códigos de barras 3D, televisores y celulares con internet, mayor ancho de banda, etc.
Para identificar la web semántica y sus implicaciones en la educación basta con observar las ventajas que ésta ofrece en los procesos de enseñanza y aprendizaje: las páginas se traducen automáticamente al idioma del lector, se puede dirigir búsquedas utilizando la voz o entrenar un software específico para que se adapte a las necesidades y características del usuario, las aplicaciones funcionan en diferentes dispositivos sin necesidad de manipular su formato, se ha empezado a integrar animaciones y objetos 3D en los AVA, se puede controlar dispositivos de forma remota, entre otros. ¡Y eso que en Colombia todavía no se utiliza tecnología de punta en todo el sentido de la palabra!
La web semántica ha ido introduciéndose lentamente en las sociedades del conocimiento sin que se perciba cambios significativos en el presente. Pero el futuro estará marcado por el predominio de máquinas inteligentes que puedan organizar, adaptar y presentar el contenido de cursos a los estudiantes según sus fortalezas y dificultades. La comunicación irá más allá de las pantallas con la creación de hologramas y libros animados (controlados a través de la voz); los dispositivos de moldeado dinámico permitirán salirse de la pantalla (en sentido figurado), habrá sensores que perciban los gestos y lenguaje no verbal e identifiquen emociones o predisposiciones en los estudiantes, o incluso se hará popular el mecanismo que permita escribir un texto sin necesidad de utilizar los dedos ni la voz (al estilo Stephen Hawking), esto sin contar la inminente aparición e indexación de todos los aparatos electrónicos en una red interconectada a nivel mundial llamada el internet de las cosas.
El futuro de la educación es prometedor si va de la mano de la tecnología, y más aún si la web semántica puede hacer que desaparezcan todas las barreras espacio-temporales. Si bien todavía hay mucha distancia entre la web 2.0 y la 3.0 en algunos lugares, la tecnología empieza a estar disponible y accesible para todas las personas. Estudiar en la Universidad de Harvard u Oxford desde cualquier lugar del mundo ya es una realidad (¡10 años atrás esto era inconcebible!).
Sin embargo, no todo representa un avance para la educación. Ciertas habilidades de lectura y escritura también experimentarán un cambio radical, incluso un declive insalvable. Utilizar la tecnología no hace necesariamente buena la educación, se necesita de más esfuerzos y de una correcta estrategia que permitan adaptarla paulatinamente y con éxito. Si las máquinas pueden hacer todo, los estudiantes ya no podrán adquirir ciertas habilidades de organización, administración y utilización de la información. Si los motores de búsqueda y los editores de texto pueden encontrar todo lo que se necesita en un texto, el estudiante no ejercitará sus ojos para realizar lectura rápida y relegará todo en la tecnología. Esto representa un peligro y un reto para el futuro profesional, pues si las máquinas pueden reemplazar a las personas, éstas pasarían a ser prescindibles. Desde que se le dio entrada a la calculadora en la enseñanza de las matemáticas, por ejemplo, ha sido muy difícil encontrar a alguien que pueda realizar cálculos mentales sin usarla.
Se hace necesario entonces preparar a las nuevas generaciones de estudiantes (aunque sean nativos digitales) para que vivan la era de la web semántica sin dejar de cultivar las habilidades fundamentales inherentes a la vida académica y profesional: la escritura, la comunicación verbal, la participación, la lectura asidua, la toma de notas, el subrayado, entre otros. Seguramente, irán apareciendo herramientas cada vez más sofisticadas para realizar estas tareas de manera más natural, pero no todo puede ser ejecutado por medio de máquinas. A medida que pasa el tiempo, hay que hacer frente a los retos que supone la inserción de la web semántica y que para algunos ha sido un tanto apresurada. Por ejemplo, en algunos países como Chile, ya se utiliza softwares especializados para enseñar matemáticas, así a partir de una proyección en el tablero los estudiantes pueden interactuar con los elementos hasta llegar a resolver el ejercicio, en cambio en otros lugares del planeta ni siquiera se cuenta con un tablero de tiza.
Por lo pronto, mientras la web semántica se introduce poco a poco ya se está cociendo la idea de la web 4.0 (¡ya incluso hay literatura al respecto!). Mientras escribo estas líneas se hace más grande la brecha entre la web 2.0 y la web 3.0, las cuales pronto serán también solo cosa del pasado.

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